Monstruos Vs. Yo no soy el que soy.
En el desarrollo de la obra observamos como el moro se va desmoronando psicologicamente. Otelo, al inicio, es un prototipo de hombre dotado de sensatez y seguridad en sí mismo, que además prefiere apostar por confiar en sus allegados, que no hurga en rebuscadas ideas ni acostumbra anteponer las suposiciones... más cuando avanza la trama y Yago va ganando posiciones con sus mentiras e intrigas, Otelo se va transformando en un hombre extremadamente celoso y violento; convirtiéndose en un tipo lleno de amargura rabiosa y dominado, irracionalmente, por la inseguridad.
Se apodera de él lo que lo que Shakespeare llama “el terrible monstruo” que representa los celos. De esta manera será símbolo de la fragilidad mental propia de las patologías asociadas a los delirios.
El hoy llamado Síndrome de Otelo, se caracteriza por un delirio celotípico con ideas de engaño e infidelidad, sin otra sintomatología psicótica asociada. En ocasiones las consecuencias de este padecimiento son peligrosas.
Pero Yago también padece celos patológicos y sospecha que el moro, que representa a todas las virtudes de las cuales él carece, ha tenido relaciones con Emilia, su esposa.
A Yago sus propias palabras lo definen:
“Yo no soy el que soy”
Embaucador, cínico, mentiroso, un vil liante que enreda y malmete a todos los que le rodean en su propio beneficio…
¡Bien podría ser el perfil de un psicopata! Y lo es.
Como dijo Concepción Arenal en su obra publicada en 1894 Cartas a los delincuentes:
“El que proyecta un crimen, y busca cómplices, y los halla, y los seduce, y los adiestra, y los lanza donde él no tiene valor para ir, es débil”
Sus intenciones quedan definidas desde el inicio del drama, cuando se nos presenta ofendido porque Otelo no le ha considerado para el cargo de teniente y se lo otorgó al florentino Casio, y dice:
“(...) Al moro despiértalo, acósalo, envenena su placer, denúncielo en las calles, ponlo a mal con los parientes de ella y, si vive en un mundo delicioso, inféstalo de moscas, si grande es su dicha, inventa ocasiones de amargársela”.
Algunos símbolos en la obra.
El pañuelo
Es el más sobresaliente de los símbolos en toda la trama. Otelo se lo da a Desdémona como primer regalo y representa una prueba de amor. Por esa razón es tan importante para Yago robarlo, pues sabe que para Otelo es símbolo de la fidelidad de Desdémona. El pañuelo tiene un bordado de fresas rojas, y Otelo le dice a Desdémona que las fresas fueron cocidas a mano con un hilo teñido con la sangre de “corazones de vírgenes” es decir, sangre de vírgenes . De esta forma, el pañuelo se asemeja a las sábanas de la noche de bodas que también han sido manchadas con la sangre de una virgen. Por lo tanto, en la mente de Otelo, mientras Desdémona tenga el pañuelo, seguirá siendo casta. Pero en el momento que lo pierde, con él pierde también su castidad. También representa el pasado misterioso y exótico de Otelo, pues le dice a su amada que un encantador egipcio se lo dio a su madre y que haría que su padre se mantuviese fiel.
El determinante peso que tiene este objeto en la trama de la obra nos deja ver lo susceptible e influenciable que puede llegar a ser una mente celosa y la manera en que los pequeños detalles e incidentes sin mayor importancia aparente son sacados de contexto psicológicamente para convertirse en pruebas irrefutables de amor o traición.
La canción del sauce.
Cuando Desdémona hace los preparativos para ir a la cama en la noche que será asesinada, canta esa canción. Esta melodía era cantada por una sirvienta de la madre de Desdémona que era amante de un loco. Refleja que ella siente temor por pensar que su esposo enloqueció y la abandone. Los sauces al borde del agua son símbolos tradicionales de mujeres que abandonadas por sus amantes (en otro ejemplo de Shakespeare, Ofelia, abandonada por su amor, Hamlet, muere después de caer de un sauce y se ahoga en un arroyo, en la obra Hamlet).
El atrevido sueño de Casio
Yago le cuenta un supuesto sueño de Casio a Otelo:
“YAGO[…] Le oí decir en sueños: «Querida Desdémona,seamos prudentes, ocultemos nuestro amor».loY entonces me agarra y me tuerce la mano,gritando «¡Divina criatura!», y me besa con ganas,como arrancando de cuajo los besosque crecieron en mis labios; y me echala pierna sobre el muslo, suspira, me besay grita «¡Maldita la suerte que te dio al moro!»
OTELO¡Oh monstruoso! ¡Monstruoso!”
Cuando Otelo pide una prueba de que su esposa le ha sido “desleal”, Yago le cuenta el el supuesto sueño que tuvo Casio una noche mientras dormía en la cama contigua a la de Yago en un campamento militar.
Según Yago, Casio, mientras dormía, hablaba de un ardiente encuentro con Desdémona. No solo eso, sino que Casio le agarró la mano a Yago, le puso su pierna en el muslo, y lo besó, todo mientras soñaba con Desdémona.
¿Qué es lo que está pasando aquí? Primero, es importante decir que Yago está montándole una trampa a Casio para hacerlo ver como que se ha acostado con Desdémona. Segundo, Otelo parece dispuesto a aceptar esta gráfica historia como “prueba” de que Desdémona lo está engañando. Tercero, Yago está describiendo descaradamente un momento homosexual erótico que supuestamente compartió con Casio. La descripción del sueño, debería ser acerca de Desdémona y Casio, pero eso pasa a un segundo plano ante la descripción bastante detallada de lo que ocurre entre Casio y Yago, lo que origina la siguiente pregunta: ¿Otelo está molesto o celoso porque supuestamente Casio soñó con su esposa, o porque Casio y Yago estaban en la misma cama? La crítica literaria ha tirado hacia un lado y hacia el otro.
Los jardines
A Yago le fascina hacer referencias a jardines y otros tipos de follajes.
El momento más famoso en la obra es cuando Yago dice:
“YAGO
Nuestro cuerpo es un jardín y nuestra voluntad, la jardinera. Ya sea plantando ortigas o sembrando lechugas, dejándolo yermo por desidia o cultivándolo con celo, el poder y autoridad para cambiarlo está en la voluntad”
Es una analogía bastante elaborada entre la jardinería y el libre albedrío. Básicamente, Yago nos recuerda que él es, en última instancia, el mejor jardinero, para decirlo de alguna forma, porque tiene un control tremendo sobre él y sus acciones. También nos recuerda que, parte de lo que hace a Yago ser un manipulador brillante, es su habilidad para plantar la semilla de la duda y los celos en la mente de Otelo.
La vela
La vela que sopla Otelo justo antes de estrangular a Desdémona, simboliza la fragilidad de su vida -la de Desdémona-.
Otelo hace la comparación, parado con una vela en la mano al frente de ella mientras duerme, dice:
“Apaga la llama y después apaga su llama”
Sopla la vela y después estrangula a Desdémona. También reflexiona que la diferencia entre la vida de Desdémona y la luz de una vela es que puede volver a encender la vela las veces que él quiera, pero a ella solo puede matarla una vez.
“Podría extinguirte, flamígera emisaria, y después devolverte la luz anterior si fuese a arrepentirme”. le dice a la vela. “Mas muerta tu llama,criatura perfecta de la naturaleza,no sabría dónde hallar el fuego prometeico que te diera nueva luz”